domingo, 17 de enero de 2010

El Fin de los Tiempos

" Nadie sabe del día y la hora de ese día. Ni siquiera los ángeles del cielo, sólo el Padre. Tal como fue en los días de Noé, así será el día que venga el Hijo del Hombre "
- Mateo 24:36-37

Cada cierto tiempo se vuelve a poner de moda la literatura profética, sobre todo la relacionada con el Fin del Mundo. Hoy, como parte de la manifestación cultural, el cine se suma a esta tendencia. El Apocalipsis, las profesías de Nostradamus, los Papas y los Mayas han fascinado y encendido la imaginación de millones y constantemente se intenta demostrar con hechos sucedidos la validez de estas profesías.

Aunque más de una vez he sucumbido ante esta fascinación, mi racionalidad me devuelve a lo que es posible y lo que no lo es y he llegado a aceptar que tales profesías podrían llegar a ser simples avisos. Advertencias, que si ciertas situaciones no se evitan o mejoran, estamos destinados a sucumbir ante cataclismos que azotarían de forma horrenda a la humanidad.

El ser humano ha intentado desde siempre de explicar las cosas que no puede controlar. Desde un simple eclipse a un maremoto. La voluntad de los dioses, o de un sólo dios.Una forma sicológica social de darle sentido a lo que aparentemente no lo tiene.A medida que la ciencia ha ido desplazando las explicaciones religiosas, el ser humano sigue buscando razones que vayan más allá de lo que la ciencia nos puede explicar.
Las profesías anuncian lo "inevitable" y de alguna manera nos ayuda a llegar a una especie de "aceptación " ante lo que de otra manera sería imposible de aceptar.

Lo cierto es que el Fin del Mundo llega todos los días y ha llegado desde que el hombre es hombre. ¿Quién puede negar que el fin del mundo llegó en la edad media con la Peste Bubónica que eliminó a tres cuartas partes de la población del Europa?, o con la destrucción de Pompeya y Herculano, o en Nevado del Ruiz, o con el maremoto de Indonesia, o el terremoto de Chillán, o los 50 millones que murieron en la Segunda Guerra.
El Fin del Mundo, para muchos, llega cada día. A veces por obra de la naturaleza y a veces por acciones del hombre mismo.
A veces llamamos a la tragedia. En lugares donde el ser humano ha sido desolado, al poco tiempo el hombre vuelve a asentarse. La naturaleza sólo repite su ciclo y volverá a manifestarse en forma brutal.

Hoy, el Fin del Mundo llegó a Haití por obra de la naturaleza y del hombre. Y digo esto, porque parte de la tragedia se debe a las condiciones en que viven en ese país y en la precariedad de sus construcciones.

Podemos leer una y otra vez las distintas y diversas profesías, pero lo cierto es que no nos queda otra cosa que vivir cada día como si fuera el último, pero planificar como si fuéramos a vivir para siempre.






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