lunes, 29 de noviembre de 2010

WIKILEAKS: El nuevo "Reality"-


" La diplomacia es el arte de decir "lindo perrito" hasta que encuentres un palo"
- Will Rogers

" En el mundo de la diplomacia, algunas cosas es mejor no decirlas"
- Lincoln Chafee

" La diplomacia es la continuación de la guerra por otros medios"
- Zhou Enlai

Cuando creíamos que lo habíamos visto todo, llega Wikileaks, el más reciente "Reality Show" en su versión más encarnada porque los protagonistas no sabían que estaban "al aire".
Al igual que otros "realities", no estamos viendo nada que no hayamos visto o imaginado antes, pero tal vez sea eso mismo lo que produce tanta atracción.
Las idas y venidas de la diplomacia siempre han tenido su lado sucio, opaco y siniestro. Esta es la diplomacia que permitió a Hitler invadir Checoslovaquia en 1938, la que permitió el Holocausto, la represión de Hungría en en 1958, la que naufragó en Bahía Cochinos, la que concretó los bombardeos a Viet Nam del Norte y el derrocamiento de Allende en Chile.
Lo que impresiona de este "show" es que muchas de las cosas que transpiran de los documentos expuestos han significado la muerte de miles de personas.
Pero como dije al inicio. Nada que no supiéramos, ni nada que no nos pudiéramos imaginar.
Lo que sucede "mientras dormimos" es mucho más escabroso que lo que sucede mientras estamos despiertos. 250.000 documentos, !Madre mía! Y yo que me quejaba que la continuación de Los Pilares de la Tierra tenía más de mil páginas.
Tal vez ahora empiecen a aparecer versiones más locales de este nuevo formato de "reality". Sería interesante leer los cables entre Hugo Chávez y sus embajadores, por ejemplo. O los de Putin, o los de...interminable.
Vaya..Cuando me estaba curando del "síndrome de las conspiraciones" aparece Wikileaks y me hace recaer!

domingo, 7 de noviembre de 2010

Vaticano: Total Recall -


"De esa manera, el cristianismo se ha había vuelto totalmente alienante, esto siendo el mayor obstáculo para el progreso de la auto conciencia"
- Bruno Bauer

"Un hombre no tiene que ser un ángel para ser un santo"
- Albert Schweitzer

"Respetando la vida nos volvemos religiosos de una manera elemental, profunda y viva"
- Albert Schweitzer

El Papa está de visita en España y ha manifestado su preocupación por el camino “laicista” que está tomando la sociedad europea y en particular, la española, otrora “bastión de la cristiandad”.

Comete el Papa un error conceptual al igualar “sociedad laica” con una sociedad carente de principios espirituales, excesivamente materialista. No es espiritualidad estar encadenados a una serie de preceptos, mitos e historias mágicas y pretender que el vínculo de los hombres con su dios, su creador, o fuerza primera, como se prefiera llamar, debe estar “manejado” por una organización y sus representantes. No confundir religión con espiritualidad. No confundir espiritualidad con superchería. Y no es antagónica una sociedad espiritual a un estado laico.

No me sorprende su preocupación, aunque sí su desvergüenza en culpar al poder político de este camino laico. Y que conste, y lo he manifestado ampliamente, que no tengo ninguna simpatía por las clases políticas. Pero en este tema, la única culpable del distanciamiento de la Iglesia con sus fieles ha sido, y es, la Iglesia misma. Y es la Iglesia la que ha promovido la situación actual, llámese “laicismo”, “anticlericalismo” o lo que fuera.

Hay una razón coyuntural, hay razones históricas y hay razones políticas.

La razón coyuntural es la situación que está viviendo la Iglesia con las repetidas y probadas denuncias de abusos a menores por parte de miembros de esa Iglesia y el silencio cómplice de su cúspide. Incluyendo a Joseph Alois Ratzinger, antes de ser Papa, quién recién toma cartas en el asunto y ejerce presión sobre otro cómplice, Juan Pablo II, cuando ve que el escándalo los va a desbordar. Porque no basta con condenarlo. Benedicto XVI ha dicho que el “porcentaje de abusos no es mayor que otros ámbitos de la sociedad”. Al igual que pretendemos que nuestros policías y jueces tengan “ un nivel superior de honestidad”, es sólo lógico que señores que dicen ser “guías” espirituales y el “contacto” de los fieles con su dios, tengan un nivel moral más alto que los demás. Pero aún así y tomando lo que algunos católicos dicen: “Donde hay hombres hay pecado”, lo que es inaceptable es la manera en que la institución ha manejado el problema. No sorprende que el laicismo tome fuerza.

Razones históricas hay de sobra, pero no me voy a remontar a la Edad Media, ni a las cruzadas, ni a la Inquisición, ni el cobarde silencio ante el Holocausto, ni siquiera a las alianzas, casi macabras, de la Iglesia con dictaduras militares. Pero aún siguen surgiendo noticias sobre los manejos económicos del Vaticano, las compañías en las que participa, muchas de ellas en entredicho por estar violando derechos fundamentales del hombre.

La razón política es a la que más debe la Iglesia el alejamiento de los fieles y peor aún, el que occidente esté cayendo en un vacío espiritual.

En vez de ir desmitificando el complicado entramado de la mitología cristiana, para ir remplazando las alegorías con los verdaderos sentidos de la fe, sembrando lo que realmente puede salvarnos, el humanismo y el humanitarismo, no han hecho más que perpetuarlos, no sólo por subestimar la capacidad de los seres humanos de entender, si no que es más fácil ejercer el poder en base a la ignorancia y promoción de la superstición. Decisión política.

La decadencia de la Institución, los errores y horrores de su cúspide, y los innumerables abusadores y pedófilos, no deben opacar la labor de miles de mujeres y hombres de la Iglesia que han dedicado sus vidas a ayudar a los más desprotegidos. Tampoco minimizar los movimientos sociales, como el movimiento tercermundista. Pero estos seres humanos lo hubiesen hecho dentro o fuera de la Iglesia (De hecho, fueron marginados y condenados por la cúspide eclesiástica). Todos estos eran y son, sobre todo, humanitarios. Tampoco hay que "estigmatizar" a los que creen y siguen creyendo.

Que no se queje Benedicto XVI del anticlericalismo o excesivo laicismo en el seno de la Europa del Sacro Imperio. Es la Iglesia la que ha querido asociar su institución como única espiritualidad posible. Se cosecha lo que se siembra.