miércoles, 27 de mayo de 2009

La Guerra que perdimos y la Revolución que se avecina-


"Podrán cortar todas las flores pero nunca terminarán con la primavera"
-Ernesto "Che" Guevara

"Lo que hicieron los 60´s fue mostrarnos las posibilidades y la responsabilidad que todos teníamos. No era la respuesta. Sólo nos permitió vislumbrar la posibilidad"
- John Lennon

Mucho se habla de la juventud de nuestros días, desprovista de conciencia social y de ideales y la comparamos a las juventudes de los años 60´s y 70´s, efervescentes, inconformes, convencidos que la suma de los individuos podía hacer la diferencia.
¿Qué pasó en el camino? ¿ Porqué no pudimos ( o no quisimos) traspasar esos ideales a las generaciones que siguieron? ¿Qué pasó con esa guerra anti-sistema que se libró entre la segunda mitad de los 60´s y mediados de los 70´s?
Esa guerra se perdió. Esa guerra la perdimos.
Y la perdimos porque no fuimos capaces de ver quien, o quienes, eran realmente los enemigos a vencer. Nos fuimos con la finta de los uniformes, las corbatas y los cuellos almidonados, sin darnos cuenta que estos eran sólo peones de poderes mucho más grandes. No vimos a los que realmente movían los hilos. 
El enemigo visible era demasiado obvio. En algunos países eran militares, en otros, un sistema político jugado a defender el "status quo" y que no hacía nada por esconder sus afiliaciones y propósitos. El mundo, se nos hizo creer, estaba dividido en dos y se luchaba desesperadamente por encontrar un lugar que no fuera ni de uno ni del otro. Creímos que el "control del individuo" venía dado por obligarnos a vestir de una cierta manera, a no poder disentir o manifestarnos, o estar atados a ciertos preceptos sociales.
Quisimos llevar a cabo una revolución para hacer prevalecer la justicia social, la libertad de expresión y la consolidación de identidades nacionales, pero el enemigo, el verdadero enemigo, estaba en otra. Sus objetivos estaban en la posesión de recursos y de un sistema económico global basado en corporaciones y no en países. "Control", para este enemigo, no era controlar las manifestaciones externas del individuo, sino que el individuo mismo.
Cuando cayeron las dictaduras, y/o hubo recambios políticos, pensamos que habíamos conseguido los objetivos. Habíamos ganado la guerra y cada cual se dedicó a lo que originalmente se había propuesto hacer. Profesores, médicos, empresarios, empleados, arquitectos, abogados, etc..es decir, fuimos fagocitados por el sistema y supusimos que este, el sistema, implementaría los correctivos necesarios.
Estábamos tan satisfechos de nosotros mismos que nos olvidamos de nuestros hijos y en vez de inculcarles la libertad como un valor universal, les enseñamos que libertad era que pudieran manifestar sus propios problemas y ansiedades. Les tratamos de allanar todos los caminos para que pudieran expresarse libremente y en ese "allanamiento" les quitamos la posibilidad de ver el todo, preocuparse por los demás y, sin quererlo, les enseñamos sólo a verse sus propios ombligos.
Mientras nuestros hijos crecían, navegamos por los ochenta sobre olas de un idealismo que se había dejado atrás, convencidos que la inercia de la creatividad desenfrenada de las décadas anteriores sería suficiente para mantenernos a flote. Nos dejamos adormecer por un enemigo, que mientras tanto, se había vuelto invisible pero omnipresente. Los enviamos a universidades asépticas a conseguir profesiones "útiles" sin preocuparnos si estas estaban preocupadas por el mejoramiento de la sociedad.
La siesta de esa generación, la nuestra, duró hasta promediar los noventa. Cuando despertamos, nos dimos cuenta que el  mundo estaba en manos de aquellos que habíamos creído vencer. Las corporaciones eran dueñas del mundo, los militares seguían manejando inmensos presupuestos y los políticos le daban a todo un barniz de aparente democracia.
Y, ¿Ahora qué?
Ahora tenemos una juventud, y pido disculpas por generalizar, sin ideales más que el de realizarse a través del dinero y poco importa el cómo conseguirlo. Al parecer, el sentimiento que prevalece es el de evitar lo más posible ingresar al mundo de las responsabilidades. Los afortunados que van a la universidad buscan carreras que les permitan conseguir ese objetivo y los que no, buscan atajos . Mea Culpa, por la parte que me corresponde.
 Pero dicho esto, quisiera ver una luz al final del túnel.
La misma maquinaria de "información-desinformación" que nos aturde y adormece puede convertirse en el arma de un pequeño grupo de jóvenes que buscarán librar su propia guerra contra el sistema. Basta que encuentren una punta del ovillo para empezar a desenroscar la madeja y con las herramientas comunicacionales disponibles podrán enfrentar al coloso en un terreno en el que pueden prevalecer. Estas nuevas generaciones entienden perfectamente el concepto de "virtual" y pueden ver lo "invisible" donde nosotros no fuimos capaces de hacerlo.
La globalización, filosofía y arma del sistema, puede ser el virus que termine por desarmarlo. La nueva guerra será brutal, porque los sistemas de control sobre el individuo son cada vez más efectivos y la libertad de movimiento cada vez más restringida. Pero tengo fe. Quiero tenerla. Basta con ver con ver la habilidad que tienen los jóvenes con las tecnologías informáticas. Sólo falta que aparezcan los líderes pensantes y no me cabe la menor duda que allí están, en algún lugar de la aldea global.



viernes, 22 de mayo de 2009

¿De qué virus me hablan?

"El mundo es un lugar peligroso donde vivir, no debido a la gente con maldad, sino que por la gente que no hace nada al respecto"

-Albert Einstein

"La agresión sin oposición se convierte en una enfermedad"

-Jimmy Carter

Pánico.

El Virus tiene nombre. AH1N1,  y ha sido re-bautizado como la  “Gripe Humana”. Aunque por confirmarse, la cantidad de muertes atribuidas a este virus (al momento de escribir) es de 78 personas, los expertos dicen que estas muertes son mayoritariamente debido a falta de atención médica, deficiente atención médica o por otros motivos no relacionados.

 Es alarmante: 78 muertes. La OMS comunica que son 41 países los afectados, con un total de 11.034 casos, 800 más en las últimas 24 horas.

Es impresionante la cobertura de prensa que está teniendo esta pandemia y las acciones que están tomando los gobiernos para evitar su extensión.

Me gustaría poner esto en una perspectiva un poco más amplia.

 La FA0 (Food and Agriculture Organization) ratificó que muere un niño cada cinco segundos a causa del hambre, es decir, 5.000.000 de niños al año. Lynn Brown dice que “La cantidad de gente que padece hambre sigue siendo intolerablemente alta, el progreso en llegar a ellos es desesperadamente lento y el costo en vidas arruinadas y recursos dilapidados es enorme”.

La guerra en Afganistán lleva, desde 1979 a la fecha, 2.000.000 de muertos, es decir 66.6666 por año.

La Segunda Guerra en el Congo, de 1998 al 2003 tuvo 5,400,000 muertes, más de un millón por año.

La Segunda Guerra Mundial tuvo 72.000.000 de muertes, 12 millones por año.

El genocidio en Rwanda eliminó a 3.000.000 de personas en un año (1994).

El genocidio del Tercer Reich eliminó a 11.000.000 de personas.

Entre 1975 y 1979 el Khmer Rouge the Cambodia eliminó a 3.000.000 de personas.

La Guerra de Indochina (Viet Nam) tuvo 5.000.000 de muertos, desde 1959 y 1975.

La revolución Rusa, en cuatro años, significó la muerte de 9.000.000 de personas.

La represión del gobierno de Pakistán en Pakistán del Este (hoy Bangladesh) significó 3.000.000 de muertes en un solo año (1971).

La revolución Cultural en China, promovida  por el camarada Mao Tse Tung, eliminó 43.000.000 millones de personas entre 1959 y 1962, es decir, 10.750.000 por año.

La hambruna de 1943, bajo el protectorado Británico, de la provincia de Bengala(India) significó la muerte de 4.000.000 de personas.

La colonización de las Américas (Norte y Sur), desde 1492 hasta 1890, mató a más de 100.000.000 de personas, es decir, 398.000 por año.

La toma de Jerusalén, durante la primera cruzada, despachó a más de 200.000 personas.

La peste bubónica, que azotó Europa y Asia durante el siglo XIV, mató a más de 40.000.000 de personas. De las 40.000.000 de personas hoy con SIDA, se espera que la mayoría mueran y se esperan más de 65.000.000 de víctimas para el año 2020...la mayoría en países que NO pueden pagar los costos de los medicamentos. Etc...Etc...Etc...

Con todos mis respetos, el AH1N1 será una nueva cepa, pero la “Gripe HUMANA”, el verdadero VIRUS HUMANO, ese que ha causado todo lo antes mencionado y sigue actuando impunemente, es mucho, mucho más antiguo y letal. ¿Tiene cura?

¿A quién le interesa encontrar la cura?


viernes, 15 de mayo de 2009

La imagen del día.


"Siempre he sabido del hombre. De la evidencia sé que su sabiduría va de la mano con su idiotez. Sus emociones gobiernan su razón. Es un ser bélico, que combate todo lo que está a su alrededor, incluyendo a sí mismo"
-Dr. Zaius del "Planeta de los Simios"-1968

Cuando nos referimos a los seres "inferiores" ponemos de manifiesta nuestra propia inferioridad. ¿ Qué nos molesta de ellos que hacemos todo lo posible para destruirlos? ¿Qué nos da el derecho de utilizarlos a nuestra conveniencia? Hay algo profundamente erróneo en una cultura que no protege a las especies y al medio ambiente y que considera "progreso" la construcción de centros comerciales, la dilapidación de los recursos naturales y el dominio como forma de vida. Tal vez somos un mal chiste de la teoría de la evolución.

jueves, 14 de mayo de 2009

La vida de Pancho


"El hambre convierte en ladrón a cualquier hombre"
-Pearl S. Buck

"En este mundo hay más hambre de amor y comprensión que de pan"
-Madre Teresa

Pancho es un perro callejero, con bastante de labrador y mucho más de callejero, que seguramente sabe que tiene una buena vida.

Si me interrumpe mientras veo la tele, sé que quiere salir y, por supuesto, lo suelto en un campo abandonado donde se siente en una jungla. Cada mañana se despereza, se sienta al lado de su plato  y espera pacientemente a que le ponga su comida. A las 8pm en punto, repite su rutina. Duerme cuando quiere, le ladra a los perros vecinos y vigila cuidadosamente cada movimiento que hago. Cuando se enferma, lo llevo al veterinario, le compro sus medicamentos y lo hago vacunar una vez al año. Cada tanto lo baño, lo cepillo pacientemente y el tipo se deja mimar como si estuviera en un spa. Pancho no es egoísta con sus manifestaciones. Es afable, le mueve la cola a propios y extraños y le da la bienvenida a todo el que entra en casa.

Pero Pancho sabe que su vida depende de mí y que ha logrado un grado de comunicación tal conmigo que le permite hacer todo lo que quiere, o casi todo. Conoce sus límites, como el no ladrar ni hacer sus necesidades dentro de la casa o acostarse encima de las camas. Cuando esté en edad avanzada y no se pueda valer por sí solo, le pondremos una inyección y no permitiremos que sufra innecesariamente.

A pesar de sus límites, Pancho tiene una buena vida.

 Lo que me viene en mente es ¿Cuántas personas en nuestro planeta cambiarían vida con Pancho?

Millones de personas, sí, sí, dije bien, millones de personas viven por debajo del nivel de subsistencia. Sin  mínimos cuidados médicos, alimenticios y de higiene, padeciendo enfermedades, muchas de las cuales, ya han sido largamente erradicadas en el “mundo desarrollado”. Su expectativa de vida no se mide en años, si no que en días y su sentimiento de desesperanza es crónico.

Mientras nosotros nos preocupamos por el colesterol, triglicéridos y obesidades mórbidas, ellos sólo esperan algo para meterse al estómago.

Mientras tratamos de entender nuestras falencias de infancia tratándonos con sicólogos y siquiatras, ellos intentan entender porqué esto les tiene que suceder a ellos. Sin viviendas dignas, sin educación y sin alimentación adecuada, nacen condenados.

Pero nosotros seguimos con nuestra “crisis”, la peor, se dice, desde 1929. Las bolsas suben y bajan, los bancos “sufren” y se recuperan y el mundo se preocupa porque baja el consumo, y sin consumo no hay recuperación.

Para estos millones de desamparados, la “crisis” no tiene fecha de inicio ni de fin. No es la peor que hayan vivido, es la que conocen y han conocido todas sus vidas. En su mundo no hay bancos, ni bolsas, ni deudas, ni posibilidad de consumo. Mientras que una parte del mundo sufre la enfermedad de la opulencia, ellos viven la realidad de la escasez. Han nacido sin libertad porque la libertad es la capacidad de elegir, aunque sea para poder decidir sobre las cosas más básicas de la existencia. Y lo peor de esto, es que los hemos privado de esa libertad siendo parte de un sistema que promueve la desigualdad, que ampara a los abusadores de la vida y del medio ambiente y ensalza la codicia bajo el eufemismo de la ambición.

Un sistema que pretende adormecer nuestras conciencias y hacernos creer que lo más importante es tener éxito, a cualquier precio. Y por “éxito” entender, acumular dinero.

Y digo adormecer, porque creo profundamente que en la naturaleza de la mayoría está el querer ayudar y hacer algo para mejorar las cosas. Pero estamos en manos de una minoría cruel e insensible que ve la pobreza como un “daño colateral” a sus objetivos y que hace lo indecible por velar la realidad o hacernos creer que es inevitable.

 Y entonces, vuelvo a preguntar ¿Cuánta gente cambiaría su vida por la de Pancho?

 

viernes, 8 de mayo de 2009

¡ Estamos Salvados !

“Que todo sea diferente no significa que las cosas hayan cambiado”

-Irene Peter

 “Lo más importante en la vida es el amor. Personalmente soy afortunado, porque amo el dinero”

- Anónimo

La inolvidable escena de “El bueno, el malo y el feo”, el clásico de Sergio Leone, cuando “el feo”(Eli Wallach) hace caminar por el desierto a “el bueno”(Clint Eastwood) convirtiéndolo en una piltrafa humana, sediento e insolado, me dejó una gran enseñanza.  Seguidamente en el film, "el malo" se da cuenta que su víctima conoce el secreto de donde está el tesoro y rápidamente entiende que no lo puede dejar morir. Así que lo lleva a un monasterio para que se recupere. “El malo” se acerca al lecho donde “el bueno” se recupera y le dice: “Menos mal que yo estaba allí cuando esto te pasó”

 Desde Wall Street, la Meca del mundo de las finanzas, nos anuncian que ya está, hemos tocado fondo, y lo peor ya ha pasado. Menos mal que que estaban allí cuando todo esto pasó. ¿Quienes?  Los altos ejecutivos de las corporaciones que podrán volver a soñar con sus grandes bonos, los banqueros que sobrevivieron y seguirán haciendo dinero, los poderosos capitales que compraron acciones a “precios de huevo” y son más fuertes que nunca y la clase política, bueno, esos nunca estuvieron en peligro y hablaron interminablemente de cómo iban a resolver el problema.

Poco importa los que quedaron en el camino. Miles de plazas de empleo que no volverán, ahorros que se esfumaron y colapsos de millones de pequeñas economías borradas del mapa. Pero estamos salvados.

Y, ¿Ahora qué?

Miro con tristeza a aquellos que pensaron que de esta “crisis” emergería una nueva concepción del mundo, menos utilitarista, menos monetarista y más humana. Desgraciadamente, todo sigue igual que antes, pero peor. Porque ya no podemos culpar a la crisis de todos nuestros los males y, una vez más, caemos en la cuenta que todos somos humanos, pero algunos son más humanos que otros.

Ahora nos toca preocuparnos por lo de siempre, pero eso sí, con más vocabulario. Ahora sabemos que “Dow Jones” no es el marido de la señora Jones, que “acción” no es un procedimiento y que “bolsa” no es un artículo para poner la compra. Aprendimos que cuando los bancos flaquean, lo compran otros bancos que a su vez reciben dinero de los contribuyentes. Aprendimos que las grandes corporaciones sobreviven y se hacen más grandes y que, no importa cuan grande y profunda sea una crisis, la industria militar ni pestañea. Y ¿Qué pasará con las grandes ofertas de casas y apartamentos? Aprendimos que si daban un 20% de descuento y todavía era negocio, ¿Cuánto de más cobraban antes? Finalmente aprendimos que la cuerda siempre se corta en el punto más delgado, y que ese es precisamente el punto donde estamos usted y yo.

Pero pasó lo peor. Podremos volver a  leer las noticias deportivas antes que las económicas y si Angelina Jolie adopta otro hijo, la noticia volverá a la primera plana de los diarios. De nada servirán los nuevos conocimientos que hemos adquirido sobre economía, porque como siempre, esta estará en manos de los mismos de antes. Los mismos que causaron que todo esto pasara y que, en algún momento futuro, volverán a hacerlo. ¿Cuándo? Cuando sientan que haya que “redistribuir” la riqueza del mundo y quieran dejar bien en claro quien o quienes manejan al mundo.

Business as always”, dicen en Wall Street. Adiós a toda esperanza de un mundo nuevo, decimos nosotros.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Porca Miseria !

"Le tengo afecto a los cerdos. Los gatos nos menosprecian. Los perros nos idolatran. Los cerdos nos tratan como iguales”

-Winston Churchill (Traducción libre)

Una de las exclamaciones favoritas de los italianos ,“Porca miseria”, se traduce como “Puerca miseria”, porque se supone que los puercos tienen una vida miserable. Los afortunados que llegan a edad adulta, y no son faenados cuando apenas son lechones, son alimentados para un día llegar a ser jamones, chorizos, filetes, lomos, costillares, etc…

Pero, ¿Es tan mísera la vida de un cerdo?

En España, los alimentan con bellotas y viven en relativa libertad. En otras partes del mundo viven en granjas, revolcándose en el lodo y comiendo opíparamente, mucho mejor que otros animales, como los pollos, que son criados en verdaderos campos de concentración.

A pesar de ser uno de los animales más inteligentes, los cerdos NO SABEN lo que les espera, y no saber, es un ingrediente importante de la felicidad. Ni siquiera saben que su especie se usa como insulto. Las mujeres se refieren a los hombres como “cerdos”, cuando son insensibles, tramposos o desconsiderados, especialmente en el desarrollo de un divorcio. Los padres los ponen como ejemplo a sus hijos de cómo no hay que comer y los hombres se refieren a sí mismos como “cerdos” después de comer sin medida.

Y para colmo, tenemos la “gripe porcina”. Esta llega, y ya son muchos los que piensan así, como una gran cortina de humo frente a los innumerables problemas que afectan a nuestra sociedad. En una época tan tecnológica, me gustaría ver una investigación profunda de su origen y no descartaría la mano del hombre en este azote, en el que “sólo” morirán medio centenar de personas, y que reportará millones en ingresos a los laboratorios.

Si los cerdos conocieran su destino, y supieran cómo son visualizados por la sociedad, tomarían medidas urgentes para evitarlo.

Se me ocurre que un sindicato porcino sería una de sus primeras medidas y luego un partido político que promoviera la abolición de la carne porcina o una emigración masiva a países musulmanes o a Israel, donde su vida sería tan plácida como la de las vacas en la India. Tendríamos marchas, huelgas y discursos porcinos denunciando discriminación. De hecho, la “gripe porcina”, según los expertos, tiene elementos de “gripe humana” y “gripe aviar” ¿Por qué se le denomina sólo como “gripe porcina? Ya se han adelantado cambiándole el nombre a “gripe humana”-Un gran logro de los cerdos o de los productores de alimentos de origen porcino que rápidamente vieron mermar sus ingresos.

Pero los cerdos no saben y como no saben, no tiene “stress” y son felices.

A diferencia de los cerdos, los humanos sabemos.

Sabemos que nos están alimentando con alimentos “doctorados¨ con aditivos, persevantes, insecticidas y hormonas.

Sabemos que nos están enfermando para vendernos medicamentos.

Sabemos que nuestros gobernantes nos mienten.

Sabemos que las corporaciones están destruyendo el planeta.

Sabemos que los bancos se quedan con nuestro dinero.

Sabemos que nos inculcan dogmas para quedarnos tranquilos.

Sabemos que no existen iguales oportunidades para todos.

Sabemos que se fabrican armas para ser usadas en contra de nosotros mismos.

Sabemos. Y entre más sabemos, más “stress”.

De pronto la vida del cerdo, revolviéndose en el lodo, comiendo sin límites, haciendo lo que le viene en gana, sin saber lo que le depara el destino, ni cómo se les considera, no parece tan mala, después de todo. Tal vez habría que cambiar la maldición italiana a ¡Umana Miseria! (Sí, sí...humana en italiano es sin hache)

NOTA del 10/7/09...Se ha descubierto que la mal llamada "gripe porcina", rebautizada cómo "gripe humana" ó A1NH1 puede ser pasada de los seres humanos a los cerdos. Esta nueva mutación de la cepa sería mucho más impredecible. Pobres cerdos...nunca tendrán una razón para querer a los humanos.