miércoles, 4 de mayo de 2011

No sólo de ilusión se vive...pero nos obligan.

"La ilusión es el primero de los placeres"
- Oscar Wilde

"Un sistema de moralidad basado en valores emocionales relativos es una mera ilusión. Un concepto totalmente vulgar que no tiene nada de sensato y nada de verdad"
- Sócrates

" Se puede llegar a invertir una gran cantidad de inteligencia en la ignorancia cuando la necesidad de ilusión es grande"
- Saul Bellow

"Bienvenido al mundo real"
- Morpheus, en Matrix (1999)

David Copperfield, David Blaine, Chris Angel...maestros del ilusionismo. Su trabajo es hacernos creer algo que no es, pero en lo que hacen no hay engaño porque sabemos a que atenernos. Crean la ilusión de realidad. Para eso les pagamos.
Otra cosa sucede con los políticos, gobiernos y aquellos que forman parte de la élite a quienes hemos encomendado la conducción nuestras vidas públicas. A ellos les pagamos para que nos digan la verdad, y a cambio nos engañan. La técnica es la misma: Crean la ilusión de la verdad, pero lo hacen para darnos una falsa impresión de la realidad. Y no decir la verdad es mentir.

Muchas son las ilusiones que se nos han vendido a través de la historia. La religión, por ejemplo, nos vende la ilusión que sufriendo en la tierra, tendremos nuestra recompensa en el "más allá". Esta es muy buena porque, entre cosas, es imposible de comprobar. En el lado opuesto, el comunismo creó la ilusión que era el proletariado quien era dueño de los medios de producción y que eventualmente no haría falta el estado.Mientras tanto había que "aguantar" esta dictadura del proletariado. El Tercer Reich creó, en el pueblo alemán, la ilusión de una patria perfecta y pura. Que el enemigo era el judaísmo y a estos les hizo creer que serían "reubicados"...ya sabemos que pasó.
La democracia nos trajo una nueva ilusión: Los gobernantes, elegidos libremente por el pueblo, están al servicio de los votantes. Somos todos iguales ante la ley. Lo que no nos dicen es que hay algunos más iguales que otros. Se defiende la propiedad privada, pero el mundo está en manos de pocos que son los que realmente deciden lo que hacemos los demás. Tenemos un automóvil y una casa, tal vez. Elegimos lo que nos ponemos, lo que estudiamos y, a veces, en lo que podemos trabajar. Se nos hace creer que tenemos libertades, pero es sólo una ilusión. Nuestras vidas están en manos de aquellos que hacen guerras, manejan la economía y son, día a día más ricos. Cuando damos indicios de querer desenmascarar el engaño, cuando empezamos a mostrar descontento...La Crisis...y la ilusión es que todos y todo está mal, así que mejor ni quejarse, y si esto no es suficiente... paff! !El terrorismo! Y ahora, ¿Quién podrá ayudarnos?

EN 1997 Barry Levinson dirigió "Wag de Dog"("Mentiras que matan","Escándalo en la casa Blanca", "La cortina de humo"), una simpática comedia en la cual el gobierno de los EEUU crea la ilusión de una guerra con Albania, para tapar un escándalo sexual del presidente, a las puertas de elecciones. Dusty Hoffman y Robert de Niro...vaya dos.
Si no la ha visto, por favor alquílela y véala porque es inevitable asociarla a los últimos acontecimientos. ¿Cómo vamos a dudar de la efectividad de un comando Seal si lo hemos visto infinidad de veces en el cine? No importa que en un mundo, que es el paradigma de lo audiovisual, no hayamos visto UNA imagen, ni del ataque, ni de las víctimas. Que tengamos que ser tan simples para aceptar que, así, sin más, tiraron el cadáver del hombre más buscado del mundo...al mar!!! Vaya, vaya...David Coppefield hizo desaparecer la Estatua de La Libertad, pero Obama es mejor...hace desaparecer un cadáver. Eso sí, nos podemos quedar tranquilos porque el DNA, según las autoridades americanas, no deja dudas que se trata de Osama Bin Laden, el enemigo público número uno.
Así es el ilusionismo...un poco de verdad, un poco de truquito y mucho de engaño. Y a cobrar.




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