martes, 7 de junio de 2011

Los dinosaurios aún caminan sobre la Tierra-

"Cualquiera música buena es una innovación"
- Les Baxter

" No hay amigo más fiel que un libro"
- Ernest Hemingway

Caras largas entre los libreros y me sentí muy identificado porque vengo de una industria, que a pesar de haberse resistido, ha tenido que abrazar las nuevas tecnologías, como es la industria de la Música.
Como en el libro, viví la época en que entrabas a una tienda de discos a comprar un LP y salías con tres porque el encargado, dueño o empleado era un "experto" en detectar tus gustos o era capaz de reconocer una melodía a pesar de un patético tarareo. La llegada de las "grandes superficies" y las tiendas "self-service" acabaron con eso. Tenías que llegar a la tienda con las ideas claras de lo que querías o ubicarte en las incómodas "estaciones de escucha"(! Nada como esas "cabinas de escucha" de antaño). Nadie lo entendió así, pero era el principio del fin.
Sn embargo, las nuevas tecnologías digitales, tan resistidas por la industria de la música, son su liberación. Es el fin de dos elementos que siempre pusieron en jaque a la industria: La distribución y el sobre stock.
Soy un lector compulsivo. De aquellos que leen tres libros a la vez y que necesitan tener tres vidas para leer todo lo que tienen, sin embargo, me regalaron hace unos meses un lector electrónico y seguramente me siento como aquel a quien le instalaron su primer teléfono. Es una maravilla. Puedo subrayar, hacer anotaciones, consultar el diccionario incorporado,transportarlo con facilidad,etc...
Por supuesto que todo tiene un precio. No puedo prestar un libro (tampoco existe el riesgo que no te lo devuelvan), pero las ventajas, incluyendo la ecológica (que no es menor), son inmensas.
Escuchar a los "libreros" es como un "dejá vu" de lo que se escuchaba de los "disqueros" hace algunos años. Pero la evolución es imparable. Hoy, la música está más presente que nunca. Cierto, no tendremos el placer de tocar un CD, darlo vuelta, leer la letra pequeña de la portada, pero todo esto son situaciones anacrónicas. Los chicos de hoy no asocian a la música envasada en un CD. La música se "lleva encima" en sus móviles, iPods, etc...No precisan acordarse de la melodía para tenerlo al instante, porque la información también es de fácil acceso y ahora, con las "nubes" de información, se puede almacenar en un espacio virtual.
Lo mismo sucederá con el libro, y lo antes que la industria del libro lo acepte, mejor podrá hacer la transición y. no verse empantanada como ha estado la industria de la música tratando de evitar lo inevitable. Otras actividades han tenido que efectuar sus propias "revoluciones", como han sido la fotografía, el correo, etc...

De la misma manera que la "industria del disco" es hoy el de "la música", el libro tendrá que encontrar una nueva terminología que describa el contenido y no su forma física. El libro es "La Guerra y la Paz", y no el papel en el que está escrito.
Desde el lado creativo, también se está dando un cambio significativo. El antiguo "director artístico" de las compañías discográficas, o los "editores" de las editoriales, jueces implacables que determinaban la "calidad" o "futuro comercial" de una obra, también tienen fecha de caducidad. En el libro están proliferando las empresas de "auto-publicación". Con las nuevas tecnologías digitales, el creativo tiene el poder y una vía directa con el consumidor.
Cierto, el "viejo" librero está en vías de extinción, pero no sólo por culpa de las nuevas tecnologías. Su fosa la empezaron a cavar los "Fnac", "Corte Inglés" y "Wall Mart" del mundo y el sistema "supermercado" de venta. Como tantas cosas que antes eran estrictamente físicas, pasaran a formar parte del mundo virtual, pero aquel personaje que recomendaba libros lo seguirá haciendo, tal vez no de palabra, tal vez no en persona, pero a través de una página web.
Queda por definir la forma, o formas, en que los creadores se hagan con sus legítimos derechos y en esta área también estamos viendo variadas soluciones. Algunas quedarán en el camino, y otras se establecerán. Pero incluso en esto existirá mayor libertad en cuanto a lo que se cobre por obra.
En fin, como le dijo la ameba al Tyrannosaurus Rex, "Hay que adaptarse o morir", y si no se quiere terminar como un fósil o cómo fluido carburante, más vale.



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