sábado, 6 de marzo de 2010

Lo que el mar se lleva y trae-


" Y ese mar que tranquilo te baña, te promete el futuro esplendor"
- Del Himno nacional de Chile

Así encabezaba una de las estrofas del himno de Chile el joven poeta chileno Eusebio Lillo Robles, en 1846. Por supuesto que se refería a las riquezas que ofrecía el extenso litoral chileno. Sin embargo nada podía decirle que ese mar sería origen de crueles castigos en formas de maremotos y tsunamis.
Nada puede describir el horror y el terror de un sismo de la envergadura del que azotó a Chile en la madrugada del 27 de Febrero del 2010. El quinto en la historia desde que se miden, un triste ranking que encabeza Chile con el terremoto de 1960.
Las catástrofes siempre sacan lo mejor y lo peor de los seres humanos. Mientras unos arriesgan sus vidas intentando salvar a sus prójimos, otros se aprovechan para robar y terminar de golpear a los ya damnificados.
Habrá quienes dicen que unos y otros eran así y que estos momentos sólo hace que aparezca su verdadera naturaleza.
Yo pienso que desde la comodidad de un techo se pueden formular cientos de teorías sobre el comportamiento humano, pero lo cierto es que nadie sabe cómo va a reaccionar frente a una situación extrema.
Tengo que referirme a los que tienen sobre sí la responsabilidad de prevenir, proveer y proteger. Un país donde los sismos son parte de su ADN debería tener un plan de reacción bastante más complejo del que demostró, sobre todo cuando por otro lado se dice que es la economía más ordenada, que es un país en vías de desarrollo y que abraza rápidamente todas la nuevas tecnologías.
Al igual que los cataclismos sacan lo mejor y lo peor de la naturaleza humana, ponen al desnudo las profundas diferencias sociales y de clases, donde los que pueden tienen las viviendas que resisten y los que no, simplemente no. Que se planifica cuanto cobre va a producir el país, pero no se planifica que hacer cuando sucede un desastre. Chile no es Haití, y lo digo con todo respeto a los haitianos que no son culpables de los desastrosos gobiernos que han tenido, pero no basta con decirlo, hay que demostrarlo.
Finalmente, ( Y más de uno dirá que esto es de mal gusto decirlo) todo desastre acaba con los sueños y bienes de muchos mientras que otros se enriquecerán en el proceso de reconstrucción. También habrá grandes beneficiados políticos, como el entrante gobierno de Piñera que pondrá todo su esfuerzo en la reconstrucción, una obra lo suficientemente visible como para asegurar a la coalición de derecha los siguientes cuatro años de gobierno. Luego será el regreso de Piñera como el gran reconstructor del país, asegurando otros cuatro años. Y serán doce.
Así es la vida, lo que perjudica a unos es la bendición de otros. Qué lástima que tenga que ser así.




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