martes, 8 de febrero de 2011

Y ahora, ¿Quién podrá ayudarnos?-



"Las películas pueden y tienen una tremenda influencia en moldear la vida de los jóvenes en el ámbito del entretenimiento hacia los ideales y objetivos de una edad adulta normal."

- Walt Disney


"El cine trata de lo que está en el marco y en lo no lo está."

- Martin Scorcesse


En el cine norteamericano de los años 70 y antes, había un código no escrito, pero ferozmente impuesto por la Motion Picture Association of America, por la que el mensaje claramente debía ser "El crimen no paga". Me vienen a la mente muchas películas de la época, pero en concreto, de 1960, Ocean´s Eleven. Un divertido film con Frank Sinatra y su famoso "Rat pack", en donde Frank y sus amigos desvalijan cinco de los casinos más importantes de Las Vegas. Y lo consiguen. Pero de una manera muy humorística, pierden el botín, cremado en un ataúd. Es significativo, porque en su remake del 2001, esta vez George Clooney (tan buen actor como Sinatra-a buen entendedor, pocas palabras), la pandilla se queda con el botín. Por cierto, la película de Sinatra inspiró en 1963 una versión francesa, Mélodie sous- sol, con un final igualmente humorístico y moralizante.

Mientras la MPAA viajaba por el mundo, como brazo del Departamento de Estado de los EEUU, asegurando que se respetaran los derechos y las remesas del cine norteamericano, en casa aflojaron. Empezaron a aparecer films donde los villanos no solo no morían, si no que que embolsaban sus trabajados botines.

¿A qué viene todo esto?, dirán ustedes. Pues bien. Últimamente me he cruzado con un par de pelis que tienen claros signos de esa vieja moral fílmica. El Americano (otra vez Clooney) y, curiosamente, una película argentina, Carancho (Ricardo Darín- mejor que Clooney). En ambas, el protagonista esta a punto de redimirse, gracias a sendas mujeres, pero el director no les deja. Los hace pagar por sus vidas.

Y trato de entender lo que puede estar sucediendo. Ya no está la mano de la MPAA atrás de esto, y menos en el caso de la segunda, pero ¿Responderá esto a un deseo profundo de querer castigar al arquetipo del villano de nuestros días?

La sociedad permanece asombrada viendo como los villanos financieros y políticos quedan indemnes, salvo raras excepciones, y de la misma manera en que Harry Callahan, el sucio, se convirtió en el alter ego de millones que no comulgaban con la permisividad policíaca y legal , hoy parecería que quisiéramos decir "El crimen no paga".

Porque el cine tiene esa particularidad. Hacernos creer que pueden existir personajes, idealistas, incorruptos y dedicados, que resuelvan nuestros problemas, o por lo menos que lo intenten. Más de lo que hacen nuestros políticos y gobernantes.

Es una ilusión, sin duda. Pero por eso que la realidad siempre supera a la ficción, quizás allá fuera esté el héroe de esta nueva era. No será un Rambo, ni un Callahan...tal vez osados cibernéticos que pongan en jaque al sistema...¿Qué dirá Hollywood?




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