“Humanitarismo es no tener que sacrificar nunca a un ser humano por causa alguna”
- Madre Teresa de Calcuta
“Debes ser el cambio que quieres ver en el mundo”
-M. Gandhi
Estas fechas, lo queramos así o no, la gente celebra, se recoge y hace balances. No me puedo imaginar lo que debe ser para la familia de alguna víctima del narco en México, o de una redada israelí en Gaza, o de una bomba palestina en Israel, o de un atentando suicida en Pakistán, o de una familia que haya perdido todo a causa de una riada en el sur de España…y la lista es interminable. Para esa gente, esa pobre gente, la Navidad
Las víctimas de hechos provocados por el hombre tienen un ingrediente macabro que se acentúa cuando la impunidad es el resultado final. Genera rabia, ira y más rabia.
La crisis no sólo no ha cambiado ni cambiará la mentalidad imperante , si no que exacerba la corrupción y la búsqueda de fórmulas cortas, y no siempre éticas, de hacer dinero. Lo que sí ha hecho es desenmascarar un sistema carente de vías idóneas de comunicación donde los ciudadanos puedan alzar una voz. Los sindicatos no son más que marionetas arcaicas manejadas por los mismos que manejan los mercados.
Si las sociedades son reflejos de sus héroes, temo por el mundo de mis nietos. Personajes como Albert Schweitzer, Gandhi o la madre Teresa de Calcuta son vistos como “frickies” anacrónicos, casi víctimas de una especie de enfermedad mental que los hizo dedicarse a los demás. Nuestros héroes actuales no lo son por lo que han creado, inventado o gestionado, si no que por la cantidad de dinero que han amasado, por lo que tienen sin importar mucho cuantas cabezas hayan caído en su camino para conseguirlo. ¡ Vaya héroes!
Pero repito algo que me digo constantemente. Me sirve para mantener la cordura.
A pesar de lo que leamos día a día, ya sea en artículos, noticias o “entrelíneas”, en el mundo hay más gente buena que mala. Hay más gente haciendo el bien que gente haciendo el mal. El problema es que lo que hacen el mal, son más poderosos que los que hacen el bien, y el mal tiene la habilidad de parecer como “normal”, mientras que el bien parece ser lo “raro” e “inusual”.
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